Niñerías XXXV

Hola a todos *-* lamento no actualizar seguido y demorar x_x pero bueno, sigo escribiendo este fic, intento llegar al final, pero cada vez sale algo, de todas formas espero les guste. Pueden pasarse por mi Ask si desean preguntar algo, también por mi Facebook. Un abrazo grande.

Tom despertaba algo de tarde. Sentía su cuerpo pesado como si hubiese trabajado el día anterior y aún tenía sueño, pero había oído un auto deteniéndose en la casa lo cual lo sacó del sueño.

Se estiró en la cama, ni siquiera podía recordar si se había despertado cuando Bill había salido a la escuela esa mañana, no se había percatado del pequeño beso que le dio el menor antes de salir de casa.

Se sentó y comenzó a sobarse los ojos, comenzó a pensar en todo lo que estaba haciendo, en lo acontecido ayer como en lo que Bill pudiera decirle.

Cuando había regresado de la ducha, estaba furioso y no le hablaba, Tom trataba de hacer muchas bromas pensando que eso lo sacaría de este estado, cosa que no pasó, en silencio y serio, se recostó para luego dormir y Tom le siguió. Bill no lo echó de su cama, pero sí le dio la espalda y no dijo ni una sola palabra.

Fue a asearse y cuando salió al pasillo escuchó voces en la sala. La casa era pequeña así que era fácil estar pendiente de todo. Algo le hizo fruncir el ceño, era el llanto de Simone y eso hizo que caminara hacia las escaleras, pero se detuvo al escuchar una voz masculina y se puso en alerta, pegado hacia la pared para que no lo vieran.

Un hombre alto con cabello negro conversaba con ella en la sala y Simone parecía dolida, ¿qué había pasado? Tom trataba de escuchar.

—… es también mi hijo, Simone. Me exaspera que llores cada vez que me ves. —Tom supo que el hombre era el padre de Bill. Pocas veces le había hablado de su padre, Tom podía entender que era un tema delicado y no solía preguntar, además, antes, a Tom poco le importaba la vida de Bill, mas ahora, tenía curiosidad.

—No se irá contigo, se quedará y estudiará aquí.

—¿Olvidas que se acerca su cumpleaños? Vine por eso, pedí permiso en el trabajo y decidí venir unos días; no le dije nada a Bill justamente porque no quería que le metas ideas malas sobre mí y arruines mi visita.

Tom abrió los ojos sorprendido, ¿el cumpleaños de Bill se acercaba? Bill no le había dicho nada, pero recordaba que le decía que faltaba poco para ser mayor de edad. Regresó su atención hacia Simone, no entendía por qué lloraba, al parecer no quería que su ex marido se quedara.

—Gordon, por favor, no hagas esto más difícil, además no hay donde puedas quedarte, el cuarto de huéspedes está ocupado por un amigo de Bill.

—¿Qué?

—Se llama Tom y es un amigo especial de Bill.

—¿A qué te refieres? No me parece que un amigo de Bill deba vivir aquí, ¿con qué razón? —Simone lucía nerviosa y Tom también, podía percibir la desconfianza del hombre.

—Ya lo conocerás, dentro de un momento bajará y… por favor Gordon, tienes dinero para un hotel, aquí no puedes quedarte.

—No me parece justo. Esperaré por Bill, él es quien debe decidir, ¿no crees? Así hemos quedado, ninguno lo pondrá en contra del otro, entonces deja que él decida, no creo que su amigo sea más importante que su padre, así que me quedo, además solo vine por cuatro días, luego del cumpleaños de Bill me iré, sabes que no tengo nada más que él aquí.

Tom dejó de escuchar, podía imaginarse que discutirían más, así que en silencio se adentró a la habitación de huéspedes a alistar su maleta, se iría ya que no permitiría que Bill tuviera que escoger entre su padre y él.

Cuando tuvo todo listo, se percató de la hora, cerca de las doce, debía irse ya o Bill llegaría a casa y encontraría el drama. Pero cuando bajó fue abordado por Gordon en la sala, quien se paró a observarlo de pies a cabeza.

—Buenas tardes señor, me llamo Tom.

—Hola, soy el padre de Bill. Antes no había oído hablar de ti… —Un silencio incómodo reinó en la pequeña sala y Simone salió de la cocina bastante nerviosa.

—Señora Simone, muchas gracias por haberme acogido en su casa, debo irme ya.

Simone no sabía qué decir, ella quería que la tierra la tragara, no pensó tener que ver a Gordon otra vez y ahora se quedaría por el cumpleaños de su hijo, temía que se lo quitara…

Bill llegaba a casa para comer un poco y salir al trabajo y cuando entró y vio a su padre, creyó que estaba soñando. Un extraño sentimiento le invadió, de todas formas verlos a los dos juntos lo llenó de temor, él sabía que sus padres no se llevaban bien y mejor estaban separados. Vio los ojos de su madre rojos de haber llorado y frunció el ceño. Gordon se le acercó para darle un abrazo y luego Bill se enfocó en Tom quien estaba con una mochila… sus cosas. Se desesperó un poco y dejó de abrazar a su papá.

—Vine para quedarme hasta tu cumpleaños…

—Yo… papá, no me lo esperaba. —Gordon frunció el ceño y miró a Simone como quien diciendo “lo ves, siempre tú poniéndolo en mi contra”.

Tom sintió que sobraba y se apresuró por ir hacia la puerta, pero Bill no lo dejó y lo abordó a la salida. Terminaron los dos fuera de casa y Tom desencadenando su moto.

—Tom, no te vayas. —Tom lo miró y Bill bajó la cabeza.

—No quiero incomodar.

—¿Pero a dónde irás? —Buena pregunta, Tom no tenía idea. Había pensado ir a un hotel por ahí cerca y luego ver la manera de conseguir dinero. Era terco, muy terco y no aceptaría el puesto de trabajo que su abuela quería darle.

—No te preocupes, ya veré. —Bill se angustió, no quería que se vaya así no más y mucho menos lo dejara en casa con ambos padres.

—No me dejes —pidió bajito y Tom lo miró serio—. Pediré a mi padre se hospede por aquí cerca, sé que a mi mamá le hará muy mal si se queda y no quiero que esté depresiva como los últimos meses, si ella se pone así me pondrá mal y no podré trabajar bien.

Bill extendió una mano y rozó la chaqueta de Tom, éste se la tomó y vio como Bill se sonrojaba, sonrió ante eso. —Me quedo su tus padres me dejan quedarme, tampoco siento que sea correcto. —Bill se le acercó para abrazarlo y le sonrió luego.

—Querrán.

Minutos después, Bill explicaba a su papá en privado que no se quedaría porque no quería más peleas entre ellos ni ver a su mamá mal. Gordon se molestó mucho y luego, sentado en el sofá los dos a solas, miró a su hijo con sospecha.

—¿Quién es Tom?

—Es un amigo —respondió con nerviosismo.

—¿Sabes lo que pienso? Creo que tú y yo nos hemos distanciado tanto que quizá hasta tus preferencias sexuales están cambiando. —Bill se sobresaltó.

Ese tema otra vez, el bendito tema de su sexualidad. No quería hablar de eso porque ni él mismo se sentía comprendido, solo pensaba en tener que ocultarlo y aparentar que todo estaba bien.

—Es solo un amigo —enfatizó y Gordon asintió.

Luego de la extraña conversación, su papá aceptó hospedarse en un hostal cerca de la casa.

Tom estaba en la cocina con Simone. El silencio era tan incómodo y él carecía de tino o alguna forma de consolar a la mujer, pero ella no quiso hablar sobre lo que estaba pasando, ella lo miró fijamente.

—Yo no sé si sea buena idea que duermas en el cuarto de mi hijo, ayer supe que pasó eso y no lo veo bueno. —Tom se sobresaltó y bajó la cabeza. Detestaba profundamente que lo confrontaran así—. ¿Tengo que ponerme en plan de guardia y chequear los cuartos antes de dormir? Lamento decírtelo a ti, pero tú me entenderás mejor ya que eres mayor, ¿cierto? —Tom infló sus cachetes y evitó verla.

—No pasa nada, se lo juro.

Simone no estaba conforme y ahora tenía temor que Gordon le confrontara ese hecho pues había visto en su mirada que ya sospechaba algo.  

~*~

Bill fue al trabajo muy preocupado. Presentía que Tom no se quedaría en casa.

Había tenido que salir después de dejar a su papá en un hostal cerca a la casa y a Tom junto a Simone aunque éste lucía bastante incómodo, Bill le había prometido conversar en la noche y aclarar muchos puntos, Tom no dijo nada, solo esperaría ese momento.

Al llegar a su trabajo, Dunja lo esperaba bastante seria y hasta molesta, el señor Arthur también estaba presente cuando ella lo invitó a pasar a la oficina cerrando la puerta y haciéndolo sentar en los cómodos sofás.

—Esto es difícil para mí —empezó ella—. No sé qué estás haciendo, pero tienes algo que ver en el comportamiento de mi hijo. —Bill se puso nervioso, no sabía qué decir e incluso no sabía exactamente a cuál de sus dos hijos se refería, así que prefirió callar y esperar a que siga hablando—. Liam está peor y no sé si sacarlo de esa escuela o no, si ponerle mejor un profesional que sepa sobre problemas de conductas en vez de depender de un niñero como tú. —Bill se angustió, sentía que perdía el trabajo.

—Señora Dunja, creo que usted cree algo que no es.

—Quiero que me lo expliques. —Bill sintió que debía ser cuidadoso, ni sabía por dónde empezar.

—Si usted realmente quiere ayudar a su hijo a superar sus problemas debe prestarle atención.

—¡Se lo presto! Tú me has visto. —Bill se sobresaltó ante eso—. No le falta nada.

—Se siente solo, ustedes trabajan tanto y ¿qué hay del tiempo en familia?, para Liam no es suficiente que usted venga cansada y estresada a atenderlo, todo niño necesita sentirse querido…

Dunja estaba muy seria e incómoda, detestaba tanto que Bill le dijera esas cosas, justamente él, pero se sintió en desventaja, algo le decía que el tiempo y la falta de atención a su familia había ocasionado todo ese problema.

Lo que aconteció después fue que Dunja le dijo que tomaría vacaciones para estar en casa por unas semanas, Bill creyó que perdería su trabajo y se angustió, pero ella le ofreció un pequeño aumento y vacaciones para él por unos días.

—… me has ayudado mucho, creo que antes no me había percatado de cómo estaba Liam, aun así sigo pensando que Tom tiene algo que ver en todo esto.

—Liam quiere a Tom y mucho, señora Dunja, lo quiere porque puede percibir que nadie lo quiere aquí, es por esa razón que han hecho empatía. —Dunja seguía seria.

—No conoces a Tom, no sabes cómo es mi hijo, solo piensa en sí mismo, solo busca sacarnos dinero nada más, pues deberá aprender a trabajar y ganárselo. —Bill se llevó ambas manos a sus mejillas, quería hablar, interceder por Tom, pero sintió que no podía—. De todas formas te agradezco lo que haces por mi Liam, al menos él tendrá solución.

Bill salió de ahí un poco decepcionado, de todas formas quería que la señora Dunja le diera una oportunidad a Tom también, pero eso tardaría.

Fue con Liam y el pequeño lo abrazo fuerte, había una confianza entre los dos, una conexión que no podía decirse en palabras, solo se sentía. Bill suspiró y lo llevó de la mano hacia el comedor a hacer las tareas, el niño se quejó un poco, pero Bill insistió.

~*~

Tom prefirió salir de casa para la cena, no quería estar metido en asuntos que no le eran de su incumbencia y se fue a manejar en moto sin rumbo, pasó por una pizzería y comió algo barato, debía obligarse a ahorrar o pronto estaría otra vez en la miseria.

Detuvo su moto en una tienda de regalos. Antes él solía regalar a sus enamoradas muchas cosas como una manera de comprar sexo o hacérsela fácil, no sintió eso para con Bill, quería comprarle algo que le gustara, pero puso una mueca de disgusto cuando vio los precios. Antes no era de preocuparse por cuánto pagar, ahora debía ver en su billetera, los billetes poco a poco iban saliendo y ningún otro entraba.

«Eres un cerdo, Tom, un cerdo… ahh». Recordó los gemidos de Bill la noche anterior y sonrió ante eso y es que había visto un cerdito de peluche en una de las vitrinas, ¿quién sería capaz de regalar a alguien un cerdo? Rió ante eso y luego lo tomó llevándolo al cajero. Hizo una mueca de disgusto al tener que pagar tan poco, hubiera preferido comprarle una joya.

—¿Se lo envuelvo para regalo? —preguntó la señorita que atendía.

—Sí. —Vio que extendía una bolsa floreada para meter el peluche dentro—. No, es para un chico. —Tragó saliva, nuca antes había hecho eso.

Tomó el regalo envuelto y lo metió en su mochila, ahora debía preguntarle a Bill cuándo era su cumpleaños.

Decidió demorar su llegada pues no quería cenar junto a Simone, y cuando ya eran casi las diez de la noche, regresó.

Al llegar a casa, temió tocar la puerta, pero realmente no quería gastar en un hotel, así que tuvo que hacerlo. Simone le abrió la puerta con una mueca de disgusto, sin embargo, lo dejó pasar.

—¿Cenaste? Tengo tu cena guardada.

—Muchas gracias pero ya cené.

—De acuerdo, lo guardo para mañana.

Tom suspiró un poco incómodo y subió hacia la habitación de huéspedes. Mientras estaba en el pasillo no pudo evitar abrir la puerta del cuarto de Bill con mucho cuidado encontrándolo sentado en su escritorio con su pijama holgada color celeste y una coleta de su cabello negro. Estaba en su computadora, al parecer muy concentrado pues ni se percató que Tom se asomaba.

Entró sigiloso y se percató que tenía puesto sus audífonos y también un pequeño micrófono.

—Sí, profesor —dijo—. Lo puedo escuchar —diciendo eso sonrió ampliamente.

Tom ladeó la cabeza, ¿conversar con un profesor a esas horas de la noche? Terminó de acercarse provocando susto en Bill quien dio un sobresalto quitándose los audífonos.

—¡Tom! —dijo emocionado y luego de eso lo empujó un poco lejos de la cámara web y lo abrazó—. Creí que no vendrías, no me contestabas el celular… —Intentó darle un beso, pero Tom giró su rostro poniendo serio a Bill—. ¿Qué pasó? —Miró sorprendido.

—¿A estas horas hablas por internet? —Bill abrió los ojos un poco sorprendido y luego sonrió como para suavizar el malhumor de Tom.

—Hablo con un profesor que conocí, es nuevo y tiene círculos de estudio por un foro, mira, ven que te lo presento. —Lo jaló de su mano y lo llevó al escritorio. Tom lucía muy serio y logró enfocar su vista en un joven con lentes de marco grueso y una bufanda azul—. Profesor Jared, él es mi amigo Tom —lo presentó así y ambos jóvenes se vieron por medio de la webcam.

Bill sonreía y decía muchas cosas como que Tom era quien le ayudaba con las tareas y era un buen tipo, el profesor escuchaba atento a todo lo que decía, pero Tom solo se quedó extrañado, había algo que no le simpatizaba de ese joven.

n_n ¿qué pasará? pronto lo sabremos~