martes, 23 de octubre de 2012

Inalcanzable - 10

Hola a todos, luego de demorar un poco les traigo el siguiente capítulo de este fic. "El cumpleaños", que lo disfruten~

Fin de semana al fin, Bill iba a la escuela como de costumbre los sábados por la mañana y es que tenía entrenamiento en el equipo de futbol. Pese al problema con Andreas él no desistiría de seguir sus sueños con respecto al deporte, aún aspiraba a ser el capitán en esa nueva escuela. 

—Hey, Bill —llamó Gustav en los vestidores—. Andreas… —Bill frunció el ceño notoriamente y Gustav calló. 

—¿Qué pasa? 

—Es una tontería pero él ha dicho que tú… ya sabes, está mintiendo. 

—Habla ya, ¿qué dice ese idiota? 

—Dice que tú le buscas para… mariconadas, que eres su pareja. 

—¿Cuándo dijo eso? —Bill apretó sus puños—. Mira qué maricón resultó Andreas que anda hablando de mí, espero no le creas, ¿no Gustav? Es el colmo sus comentarios. 

—¿Sabes lo que me sorprende? Que hayan hombres a los que les guste hombres dentro del equipo, es raro Bill, el futbol no es para maricas, muchos le han dejado de hablar a Andreas porque es un maricón. 

Bill detestaba a Andreas, más porque estaba hablando de él de esa manera, insinuándose, pero Bill no podía opinar igual que Gustav, a él le gustaban los chicos, eso era más que claro cada vez que pensaba en Tom, amaba todo lo que Tom era y más porque era un chico, entonces quizá él era gay aunque le gustase el futbol. 


—Vamos a jugar. —Le cambió el tema y ambos salieron de los vestidores. 

Afuera, en la cancha deportiva, algunos calentaban músculos. No pasó desapercibido para Andreas que Bill entrara a entrenar, la mirada que le lanzó logró incomodarlo mucho, debía tomar distancias o estaba seguro que Andreas sería capaz de atreverse a mucho, podía presentirlo. 

Mientras jugaban, Andreas logró empujarlo al suelo cayendo éste sobre Bill quien gritó quejándose y el entrenador tuvo que asistir tocando su silbato. 

—¡Basta! —Andreas se presionaba como luchando contra un furioso Bill, estaba rojo de la rabia, las intenciones de Andreas eran humillarlo delante de todos. Luego que se separaran, Bill se puso en pie con las ganas de meterle un puñetazo al otro más grande. 

El entrenador los amenazó con expulsarlos de la escuela, eso sería terrible para Bill y estaba muy indignado que el entrenador no viese la realidad, Bill nunca buscaba problemas, era Andreas quien no dejaba de hacerle la vida un infierno. 

Ya en los camerinos, algunos se bañaban en las duchas comunes, pero Bill prefirió que mejor no, Andreas estaba allá y hablaba a todos los del equipo sobre Bill, inventando cosas de que era su pareja causando risas entre los demás del equipo. Estaba manchando su imagen. 

—No le hagas caso, solo busca provocarte —decía Gustav doblando su ropa deportiva para meterla en su mochila, Bill hacía lo mismo. 

—¡Bill me la chupa! —gritó Andreas desde la ducha y algunos rieron. 

—Vamos Bill, monta una orgía aquí. —Reían sus compañeros. 

Bill salió del entrenamiento con la cabeza caliente de la indignación, Gustav lo acompañaba en silencio mirándolo de rato en rato. 

—Sabes, si logras grabarlo un día y le dieras esa grabación al entrenador, te creerá. —Bill sonrió maléficamente. 

—Haré que Andreas se trague sus palabras y sea expulsado. —Gustav sonrió, tenían un plan. 

Al llegar a la casa vacía, solo pudo suspirar… era sábado, el cumpleaños de Tom, no lo había olvidado desde que el día empezó. 

Corrió escaleras arriba para buscar su celular y llamarlo. 

Sus manos temblaban de la emoción y solo quería escuchar su voz, eso le iría bien para compensar el día malo. 

—Feliz cumpleaños, Tom. —Casi gritó en la línea y escuchó su suave risa. 

—Gracias… 

—¿Cómo estás? ¿Cómo van los planes de tu fiesta? ¿Estás bien? —Al otro lado de la línea, Tom se mordía la parte interna de su mejilla, no sabía cómo explicarle todo el alboroto en casa. 

—Todo bien, bueno, no en realidad, aquí habrá una fiesta que no deseo y no sé cómo escapar… 

—Oh, Tomi, lo importante es la intención. —Trató de consolarlo—. Que tu familia lo haya hecho por ti, mírale el lado amable. —Tom suspiró no queriendo hondar en ese tema y es que para él no había un lado amable en todo eso, era solo presumir ante todos el dinero que tenía, era todo por prestigio familiar e incluso habían invitados que ni eran sus amigos, solo personas relacionadas con el medio social de sus padres. Eso molestaba mucho a Tom pero no se lo diría a Bill en ese momento. 

—Seguro… Bill, ¿mañana domingo puedo verte? —Bill se quedó pensativo por un momento. 

—No sé cómo salir de casa… ese es el problema, quiero, pero mamá no me dejará, ya sabes. —Se mordió el labio—. Quisiera darte un abrazo por tu cumpleaños —susurró—, y un beso en tus labios. —Tom rió algo emocionado por escuchar los suspiros de Bill en la línea. 

—Es lo que más desearía… Entonces quizá yo pueda ir allá mañana, quiero verte. —Bill comenzó a angustiarse pero ¿cómo decirle que no? Simplemente no podía. 

—De acuerdo, mañana nos vemos. 

Tom colgó y Bill se quedó algo agitado, ¿qué era todo eso? Por un momento se molestó ante la idea de verlo al día siguiente y darle un abrazo tarde, eso no era justo, él debía ir a esa fiesta y saludarlo el mismo día de su cumpleaños, no esperar al otro día. 

Gruñó de frustración, comenzó a odiar el hecho de tener solo trece malditos años y no ser capaz de abrir la puerta de su casa y salir a buscar a quien era su novio. Y luego pensó, ¿por qué no? Su mamá no estaba ahí, tenía algo de dinero ahorrado. Una sonrisa se formó en sus labios y se agitó de solo pensarlo… ¿Sería capaz? Pero luego pensó que no sería bueno ir con las manos vacías, ¡era el cumpleaños de Tom! cómo era posible que no haya pensando en alguna cosa como regalo, pero ¿qué se le regalaría a alguien que lo tiene todo? Comenzó a angustiarse pensando, no tenía mucho tiempo, de noche no podría salir, debía ser en la tarde. 

Bajó casi corriendo a la cocina, él no tenía un regalo, no tenía dinero para comprar alguna cosa que pensara pudiera satisfacer a Tom, pero tenía manos e ideas… hijo de madre pastelera, cómo no saber hacer algún pastel. 

Esta vez pensó en una galleta especial, no tendría tiempo para hacer un pastel o algo semejante, además para transportarlo de seguro sería dificultoso y no quería aumentar más su estrés. 

Preparó una masa con los mejores ingredientes que encontró y luego armó una galleta con la forma de una cabeza, le puso una gorra y rastas, comenzó a reír de su creación, esperaba saliera muy bien así que la metió al horno programando algunos minutos mientras volaba escaleras arriba para tomar una ducha. Su corazón latía tanto, estaba por cometer la mayor locura de su vida, pero estaba feliz de siquiera intentar hacerlo. 

No sabía que ropa ponerse, no había pensado eso antes y se angustió solo por un momento hasta que se puso algo decente, total, Tom demostraba quererle tal y como es, no quería aparentar tener dinero como la primera vez que lo conoció además de que no tenía con qué aparentarlo. 

Bajó ya cambiado y perfumado llevando consigo una caja color negra en donde pondría la galleta un poco más grande que la palma de su mano. Batió azúcar de colores haciendo una cobertura y decoró la galleta dándole color, formando a Tom con una sonrisa y piercing en sus labios. Sonrió satisfecho decorando la gorra roja y las rastas rubias. Dejó la galleta secar un poco mientras lavaba todo lo que usó, miró la hora y había pasado casi tres, aún eran las cinco de la tarde y pensó que estaba a tiempo. 

Metió la galleta en la caja negra y le puso un listón blanco, era un regalo del tamaño de un libro. Su estómago dolió cuando estuvo a punto de salir, había tomado dinero de sus ahorros y algo más del cuarto de su mamá, sabía que Simone se molestaría muchísimo por ese atrevimiento pasando por encima sus órdenes, pero debía hacerlo, era lo justo, al menos darle un abrazo ese mismo día, al menos eso. 

Caminó por las calles en dirección a la estación del tren, tardaría casi media hora aproximadamente. 

Sus manos frías y su garganta seca le indicaban que eran un gran atrevimiento, se repetía mentalmente que no habría arrepentimientos, ya estaba en camino. 

Llegando a un paradero, bajó y caminó por entre las casas residenciales de la zona rica de Hamburgo hallando la mansión con muchos autos al frente. Se quedó en parado por un momento con el regalo en sus manos, se angustió por la clase de gente que entraba por la puerta principal, en su mayoría jóvenes mayores incluso que Tom, muchas adolescentes con vestidos finos, todos en autos con choferes particulares. Tragó saliva sintiéndose insignificante, muy insignificante. 

Luego de algunos minutos decidió avanzar y pasar de la puerta principal para que Saki no lo viera, tenía temor a ser echado como un perro. Pensó, con una pequeña sonrisa, si es que pudiera entrar por la puerta trasera, era lógico que le sería más fácil además conocía a las amigas compañeras de su mamá, las señoritas de limpieza, alguna de ellas le podría hacer pasar. 

Se asomó por los jardines traseros, todo estaba cercado por una reja alta, solo había una puerta por donde entraban algunos autos con cosas por ejemplo para la cocina. 

Vio al jardinero que cuidaba el pequeño invernadero cerca de la reja terminando su trabajo, él se llamaba Arthur, era un anciano amable que algunas veces lo había visto merodear la mansión y otras ayudar a su mamá. 

—Señor Arthur —saludó con voz amable y éste le devolvió el saludo con la mano. 

—¿Qué te trae por aquí? Ya va anochecer, ¿tu mamá mandó a llamarte? ¿Quieres que le pase la voz? 

—¡No! —respondió rápido, si su mamá se enteraba de seguro le llamaría severamente la atención además de ganarse un castigo, lo peor sería no ver más a Tom, eso casi ni lo podía imaginar—. No, solo quisiera entrar, bueno… me haría un gran favor si me abriera la puerta… —Arthur abrió la boca algo sorprendido. 

—No puedo jovencito, salgo en medio hora y no tengo las llaves, debo llamar a uno de los mayordomos para que la abran… 

—Oh, por favor —suplicó tomando los barrotes de la reja mirando a Arthur con cara que daba lástima. 

—¿Y si me metes en problemas? 

—No lo haré, lo juro, solo quiero… bueno, Tom es mi amigo, usted sabe eso. —Sí, el jardinero los había visto conversar una vez—. Es su cumpleaños. 

—Lo sé, pero… la señora, ella me despedirá si hago cosa semejante, lo presiento. Lo siento. —Vio a Bill bajar la mirada y lucir tan angustiado, ¿cómo un pequeño de trece años regresaría en la noche a casa? Él tenía hijos casi de esa edad—. Bueno, quizá no puedo hacerte pasar pero buscar a Tom, quizá si él sabe que estás aquí. 

—No, no. Es una sorpresa señor Arthur, solo quiero entrar y dejarle algo, luego iré con mi mamá y saldré cuando ella acabe su turno. Diga que sí. 

—Ay, pequeño. —Se rascó la parte posterior de la cabeza—. De acuerdo… —Vio como Bill saltó afuera de la reja riendo de felicidad, el jardinero sonrió ante eso—. Ahora, la parte difícil sería cómo hacerte entrar, espérame aquí a ver si convenzo al mayordomo abrir la puerta yo mismo, es probable pues estará tan ocupado en la recepción, no querrá que ande merodeando la mansión. 

Y así como dijo, fue, el mayordomo confiaba en el jardinero pues era un hombre mayor, no tenía tiempo para ir hasta la puerta trasera, entonces le dio una llave y le indicó que se la regresara con una de las empleadas. 

—Bien, prométeme que no me meterás en líos —le dijo mientras abría la reja. 

—Sí, no se preocupe, seré muy discreto. 

—¿Me harías el favor de dejar la llave a una de las empleadas? Es urgente. 

—Sí —aceptó emocionado y luego el jardinero se despidió quedándose Bill adentro con la llave y la cajita de regalo en una mano. 

Caminó por todo el jardín trasero a través de los árboles, pasando luego por el lugar en donde una vez jugaron futbol, suspiró recordando ahí su primer beso, de solo pensarlo se le formó un nudo agradable en el vientre. Seguido pasó por el invernadero que fue de la abuela de Tom y luego, antes de la cocina trasera, divisó la casita de Tom, se acercó a ella tocando con la yema de sus dedos la puerta labrada, suspirando y casi temblando de haber llegado, de estar ahí adentro. Dio un pequeño beso a la puerta antes de seguir caminando rumbo hacia detrás de la mansión, sabía que había un balcón de la habitación de Tom y si seguía teniendo suerte podría llamarlo con una pequeña piedra, rogaba para que eso funcionara y que aún estuviese ahí para verlo… si eso no funcionaba lo llamaría del celular que tenía. La cosa era no matar la sorpresa. 

Una de las empleadas caminaba por ahí y lo divisó, entonces tratando de disimular sus nervios se le acercó devolviéndole las llaves, la señorita no cuestionó y fue a llevarle las llaves al mayordomo. Bien, había pasado la primera prueba. 

Estaba oscureciendo más y las luces de la mansión se encendieron por todos lados, muy pocas veces había estado a esas horas ahí y vio lo hermoso que todo lucía de noche, parecía un castillo encantado rodeado de hermosos jardines, le dio añoranza y trató de relajarse al no ser aún descubierto. 

Lanzó muchas piedritas hacia la ventana de Tom, pero éste no salió por muchos minutos, era de esperarse que estuviera en el salón principal de su fiesta. 

Suspiró resignado sacando el celular de su bolsillo llamando a Tom. Uno, dos, tres veces lo intentó y nada. Se lamentó con una mano en la frente, ya eran más de las siete y de seguro su mamá terminaría su turno para regresar a casa… comenzó a angustiarse e iba en serio. 

En su desesperación caminó bordeando la mansión hasta casi llegar a la parte frontal en donde estaban muchas personas y una música estridente además de luces salían por todas partes, ¿qué era eso? Era la fiesta más loca que había visto en su corta vida. 

Algunos chicos más altos que él pasaron por su lado golpeándole los hombros, se dio cuenta que debía ocultarse especialmente de los de la seguridad. Caminando entre los invitados logró escabullirse hacia la puerta principal. La casa parecía una enorme discoteca y había un escenario al frente, Tom estaba muy al fondo rodeado de chicas amigas suyas quizá, parecía ser amable con ellas, estaba sonriendo y Bill suspiró de verlo tan pero tan guapo como sólo él lo era, vestido de negro total y una gorra gris, siempre con ese estilo rebelde pese a todo. 

Se mordió el labio conteniendo alguna reacción, sentía que explotaría de emoción si seguía quieto expectante. Tom no lo miraría porque había demasiadas personas. 

Divisó al grandulón de Saki acercarse a la puerta y tuvo que salir como un ratón, prefirió refugiarse lejos de la gente, ahora estaba perdido, podía presentir que su mamá ya no estaba en la mansión, exactamente no sabía cómo regresar, carecía de dinero para eso, muy irresponsable de su parte. 

Caminó de regreso a la cocina por si suplicaba a alguna de las amigas de su mamá que le abriera la puerta y le prestara algunos euros para regresar a casa, ya mañana le contaría a Tom su gran aventura de adentrarse a su casa. 

Caminando por entre el jardín, logró escuchar unos pasos detrás de él alertándolo, si era Saki estaba terriblemente perdido. Bill se ocultó entre el rosal raspándose la camisa que traía puesto, quejándose. 

—¿Bill? —llamó alguien con duda y el corazón de Bill dio un brinco al reconocerlo. 

—¡Tomi! —se removió en el rosal raspándose aún más, casi chillando entre las rosas, Tom fue con él viéndolo ahí. 

—Oh, Bill, ven aquí. —Lo jaló de un brazo con cuidado—. No puedo creerlo, estás aquí, ¿estás bien? —Bill tuvo que aclarar su garganta, estaba a salvo, al fin estaba a salvo, abrazó tan fuerte a Tom a quien hizo reír. 

—¡Feliz cumpleaños, feliz cumpleaños, Tom! 

Y el de rastas sintió que ése era su mejor regalo, aún no lo creía.

Y llegó su regalo *o* ¿qué más pasará? Muy pronto lo sabrán. Besos a todos <3 les quiero.

6 comentarios:

  1. :O sera que su madre ya se fue?
    :S no tengo ni la mas mínima idea de que sucederá.. pero estoy segura que ahora mas que nunca, Tom no querrá estar en la fiesta xD

    Cuidate! küsses!
    Criis.

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    1. jojoo veremos si su madre lo espera o no ;) ya falta poco para un capítulo nuevo y claro, Tom no querrá ninguna fiesta luego de ver a Bill
      Besos <3

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  2. Pero komo arriesgarse de esa manera, su primera vez viajando y llegando solo a la mansión O.O lo ke logra EL AMOR!! e imagine la galleta o bizcocho kon la forma de la kara y kabeza de Thomas y los detalles awww :) y todo lo ke hizo para no ser descubierto y al fin están juntos!!! y ahoraaa??? P.D. ODIO KON TODA MI ALMA A ESE ANDREAS!! Sube prontito!!! kuidate besitos Lily :) ♥

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    1. hallo <3 sí, tan pequeño y haciendo todo eso. Lo que hace el amor~
      Veremos si Andreas recobe una paliza -.- esperemos.
      Besos <3

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  3. *-* *-* *-* Yo adoro este fic :3
    Que lindo detalle el de Bill ñ.ñ se nota que quiere mucho a Tom. Eso me hace recordar cuando un amigo mio que quiero mucho (lamentablemente mas de lo divido)cumplió años y yo no lo pude saludarlo, ese día estuve triste. Pero mi amiga me saco a pasear así que me distraje un poco. Si hubiera sabido en donde estaba lo abría ido a buscar.
    Me desvié del tema... Siii Tom encuentra a Bill, y yo ya se que pasa en el siguiente cap mmm... hehe

    sklgfiagbñbh No me cae Andreas, yo que Bill le mando a pegar como acá en lima hahaha, eso no es posible... Pero espero que el plan de Gustav funcione :3

    Como siempre Pink tus capítulos espectaculares, eres mi inspiración para poder escribir. *-*

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    1. Hallo <3 *o* mira, me cuentas una historia real *.* entiendes entonces la ansiedad de Bill por querer ir a verlo y que pena que no pudiste saludad a tu amigo especial, aún así, tu amiga hizo lo que toda amiga haría en una situación como esa.
      Lol, que mal si a andreas le pegan como en lima u_u aun no me repongo de lo que pasó más por los dos muertos y el caballo inocente u_u
      *o* demasiado honor ser tu inspiración para poder escribir, adelante <3
      Besos<3

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