Niñerías - XVI

Hola a todos *-* les traigo otro capítulo más de este fic que ya dejó de ser un minific y este capítulo lo dedico a una de las lectoras que hoy cumple años *-* Kätzchen Süße <3 feliz cumpleaños <3

El beso era largo y parecía no tener fin. Bill trataba de respirar con normalidad cosa que no podía porque Tom estaba comenzando a besarlo cada vez más y ya su lengua acariciaba la suya, eso lo sacó de sí por un momento e hizo presión en su pecho para alejarlo pero Tom no quería. Dejó su boca por un momento solo para ir por su largo cuelo, besándolo suave y hasta lamiéndolo, parecía que le encantaba eso.

Las luces de la película parecían intermitentes a los ojos de Bill, casi lo mareaban y la boca de Tom lo embriagaba en sensaciones desbordantes y le daba mucho calor. Casi jadeaba sin poder evitarlo y eso Tom podía oírlo. Cerró los ojos otras vez y apretó los dientes al sentir la succión que Tom hacía ahí, comenzó a gustarle mucho e incluso ladeó la cabeza para permitirle más, terminó mordiendo sus húmedos labios y solo se paralizó cuando sintió una mano de Tom subir por uno de sus muslos lentamente y aplastarlo al final, casi gimió y buscó separarse. 

—Ya no, ya no —decía nervioso empujando y forcejeando.

—Está bien —dijo cerca de sus labios mirándolo de cerca cada detalle de su bello rostro, lucía asustado y eso no le gustó a Tom así que lo acarició con ternura confundiendo a Bill, quiso besarlo otra vez pero Bill ya no se dejó—. ¿Qué pasa?

—La película…

—¿Qué? 

—Hum, quiero verla, la película. —Tom rió un poco y se separó. Suspiró unas tres veces queriendo relajarse, sin duda los labios de Bill eran exquisitos para él y toda su boca en sí, deseaba besarlo más.

Bill tomó el cartucho de palomitas de maíz y comenzó llenarse la boca con eso, no quería más besos porque presentía que no podría controlar la situación, eso se había sentido demasiado bien al grado de hacerlo sentir culpable, no hacía bien y debía parar, era lo que pensaba.

Tom no pensaba así, la película le importaba muy poco en esos momentos, estaba caliente y su mente trabajaba ideas para volver a besarlo y tocarlo, y quizá, si todo iba bien, a la salida podría llevarlo a un lugar cómodo y privado, eso lo llenó de ansiedad, de solo imaginar a Bill sobre una cama entregándose a él, esa imagen se le hizo tentadora que terminó mirando a Bill a su lado y queriendo tomar su mano para juntarlo a él otra vez con el afán de besarlo.

—Mira Tom, encontraron el planeta.

—¿Qué?

—Esos extraterrestres estaban buscando un planeta y acaban de encontrarlo, mira… —señaló la pantalla y Tom miró al frente, frunció el ceño queriendo concentrarse.

Llevó una de sus manos a la pierna de Bill y éste se alejó un poco, Tom lo volvió a hacer tomando con ganas su pierna y Bill le dio un puñetazo en la mano.

—Eso me dolió.

—Deja mi pierna en paz.

—Vamos… sé que te gusta.

—No es verdad.

—Te gustó que te toque ahí, a todo hombre nos gusta, quiero darte placer. —Bill abrió la boca sorprendido por las sandeces que Tom decía, era muy directo para su gusto.

—Pues yo no quiero, estamos en un cine y la película aún no termina.

—Saliendo de aquí, conozco un lugar.

—¡Qué! —gritó sorprendido y la señora de atrás lo chistó y dijo una mala palabra, Bill se mordió el labio y calmó su fastidio—. No iré contigo a ningún lado que te quede eso en claro.

La mirada de Bill le dio a entender que no, no se dejaría así no más, Tom se puso a pensar si alguna vez tuvo una cita así de difícil y la respuesta era no, nunca se había sentido así, con ganas sin poder hacer nada.

La película terminó y salieron de ahí, Bill vio que era de noche y supo que debía irse, Tom tomó su mano y tenía planes.

—Vamos a cenar algo, aún es temprano.

—La verdad es que aún estoy lleno y el pop corn fue suficiente.

—Aún es temprano.

—Para ti, Tom. 

Tom se resignó y lo siguió. En el pasillo, un joven saludó a Tom y le guiñó un ojo, eso llamó la atención a Bill y se puso curioso.

—Oye, tú… ¿tú has estado con un chico? —preguntó sin verlo a los ojos, Tom soltó una risita.

—¿Estar cómo?

—Estar pues, tener una relación.

—¿Sexual?

—¡Tom! —Lo miró molesto.

—¿Qué dije? No sé qué tipo de relación preguntas.

—Como pareja. —Tom se puso a pensar por mucho rato y eso molestó a Bill.

—No que recuerde, o sea no como pareja.

—Como qué entonces. —Tom temió responder, sabía que Bill se molestaría si él dijera algo muy directo así que calló—. Anda, prefiero saberlo, de seguro te acostaste con muchos, ¿no es así? Así como con las mujeres también te gustan los hombres. —Tom seguía serio y trataba de armar un argumento que no arruinara la noche.

—No es como tú dices, ¿recuerdas que te dije que me gusta todo lo que es bonito? Algunos hombres lo son y pues no es que estuve con ellos en una relación como piensas tú, ni tampoco que me haya acostado con ellos, solo pasé un buen rato, esto es todo.

—Como conmigo —dijo para aclarar las cosas y Tom se puso un poco nervioso—. No soy tu novio pero pasas un buen rato.

—Pues… si quieres, si quieres podemos ser algo más. —Bill estaba serio y molesto.

—No deseo, sabes que no. —Se cruzó de brazos.

—Quiero pasar un buen rato contigo, es verdad, me gustas mucho. —Bill puso una mueca de fastidio, ya no quería seguir escuchándolo—. ¿Ahora qué hice?

—Somos distintos. Además tengo una relación seria con una persona importante para mí y no pienso arruinarlo por algo como esto. —Habían llegado a la salida y Bill miró a Tom—. Gracias por el paseo, lo disfruté mucho.

Tom extendió una mano y la puso en su cintura, Bill retrocedió un poco pero Tom lo jaló hacía él. —Tom, no quiero —dijo sospechando que lo besaría.

—¿Saldremos otra vez? —preguntó cerca de sus labios.

—No lo sé… no, quizá no. —Tom le dio un piquito—. No hagas eso, no.

—Voy a extrañarte, Bill.

—No seas exagerado, además tienes a tus mujeres.

—Pero quiero tenerte a ti más que a ellas.

—No, no seas obstinado, suéltame. —Tom lo soltó y Bill suspiró.

—Nos vemos el lunes… saludos a Liam.

Tom le sonrió y eso inquietó a Bill, pero sabía que si cedía Tom podría aprovecharse y ya habían pasado muchas cosas para un solo día.

Bill dio media vuelta y terminó por irse.

Tom se quedó pensativo, estaba muy ansioso, Bill comenzaba a gustarle mucho y sabía que solo debía hacerlo suyo para olvidarlo, no pararía hasta conseguirlo.

~*~

A la madrugada siguiente Bill terminaba de alistar sus cosas para irse a casa de su padre, casi con una pesadez y flojera bajó las escaleras de su pequeña casa y encontró a su madre en pijama esperándolo.

—Hijo…

—Lo sé mamá, regresaré el domingo.

—No, me refería a que no hablaras con tu padre lo que te he confiado. —Bill fingió estar tranquilo y asintió para evitar discutir. Pero claro que hablaría con su padre acerca del tema de su hermano que venía en camino.

Salió de casa en la fría mañana y fue hacia la estación de tren y desde ahí mandó un mensaje a su papá para que lo esperase en la tarde.

Prefirió dormir en el viaje aunque en su mente solo estuviera el día anterior, la tarde que pasó con Tom, lo vergonzoso del momento cuando se sintió caliente y luego el lindo detalle del zoológico, la sonrisa de Tom y sus chistes sin sentido, la película que trató de entender y por encima de todo eso, los besos de Tom, cada uno de ellos podía recordarlo hasta su lengua y sabor, eso le hizo abrir los ojos en pleno viaje y suspirar hondo para dejar de verlo en su mente.

Llegó a Bremen y tomó un taxi hacia la casa de su padre, ya sabía cómo llegar. Gordon le abrió la puerta recibiéndolo con un fuerte abrazo. Bill sonrió aliviado y entró a esa bonita casa.

—Me alegra tenerte en casa otra vez. —Sí, Bill se sentía alegre también.

Ese día su papá se portó tan bien como la anterior vez que lo había visitado, incluso cocinó para Bill.

Mientras Bill ponía una música para amenizar la tarde, escuchó a alguien en el pasillo y se puso en alerta. Frunció el ceño luego de ver salir a una mujer que se le hizo conocida.

—Ups, no pensé que vendrías —dijo Natalie vestida solo de una camisa negra que era de su padre, le quedaba casi por los muslos—. ¿Tu papá? —Bill seguía serio y le indicó con la cabeza que Gordon estaba en la cocina.

Ella caminó por el pasillo y se adentró a la cocina, a Gordon no le gustó que apareciera así.

—Por favor Natalie, creí haberte dicho que mi hijo vendría los fines de semana. —Ella soltó un quejido y Bill se apartó de ahí, fue a su habitación.

Le incomodaba mucho ver a su papá con otra mujer y más con una jovencita y eso que no era la tal Clara que estaba embarazada, seguía con la que le había presentado la última vez que había ido.

Se recostó en su cama, prefería estar ahí y esperar el almuerzo a tener que verlos a los dos en la cocina, pero pasados minutos su padre llamó a su puerta. Bill salió serio y casi ni hacía contacto visual con él.

—Ella ya se fue… —dijo disimulado—. Disculpa si es que… bueno, si te incomodó verla otra vez. —Estaban sentados a la mesa comiendo algo delicioso que Gordon mismo había hecho, Bill apenas comía con desgano.

—¿Y Clara? —Gordon soltó el cubierto que tenía en sus manos y puso ambas manos sobre la mesa, mirando a Bill fijamente.

—¿Tu madre te dijo?

—Sí —habló firme, mirándolo a los ojos.

—No sé por qué tiene que ponerte así en mi contra. —Bill dejó de comer, quería tener el valor para decirle todo lo que pensaba y sentía.

—Estoy cansado de los dos, ¿no se dan cuenta que se portan como niños? Mamá y tú no son los mismos de antes, no sé qué les pasó, pero quiero que sepas que no tienes por qué darle la espalda a una mujer que espera un hijo tuyo. —Gordon lo vio con asombro, casi nunca había visto a Bill hablar así de decidido y directo.

—Ella no tendrá al bebé, estos son mis asuntos, Bill, ni tu madre ni tú tienen por qué meterse.

—Me meto porque eres mi familia. No quiero más decepciones —diciendo eso se puso de pie y salió de ahí.

Tenía un fuerte nudo en la garganta y quería tranquilidad. No pensó que su papá esquivaría ese tema, ni que le dijera que Clara no tendría a lo que ya consideraba su hermanito.

Gordon se quedó en la mesa. Estaba serio y muy molesto, no se esperaba eso de Bill, pero dentro de sí mismo estaba no tener más hijos, esa criatura que aparentemente era su hijo no nacería, así lo había decidido. 

Bill tomó su celular, pasaría el tiempo buscando qué jugar, no quería salir, esta vez no quería paseos costosos con su padre, ni diversiones, ya había dicho lo que quería decir, si su padre le hacía caso o no ya no sería su problema.

Nicole le había mandado algunos mensajes de texto que se animó a contestar.

«Te extraño mucho, que te diviertas con tu papá, nos vemos pronto». Bill suspiró y le respondió un: «Quiero regresar a casa cuanto antes. Un beso».

~*~

Tom estaba impaciente, el sábado era tan aburrido mientras no buscaba salir. En la mañana había discutido con su mamá con respecto a su auto destrozado, le había pedido un préstamo para comprarse otro y ella se había negado.

Estaba en la cochera de su casa apreciando esa chatarra que tenía por auto, debía pensar en arreglarlo o deshacerse de eso. 

—Tom —entró Liam, viéndolo preocupado—. ¿Te pasa algo? —Tom era poco comunicativo con su pequeño hermano y es que tenía muchos problemas por su causa, aún así el niño se le pegaba casi siempre.

—No pasa nada —dijo serio aún mirando hacia su auto.

—Se arreglará —habló el pequeño—. Y me sacarás a pasear. —Se le pegó otra vez queriendo ser cargado.

Estaba aburrido también, como no tenía clases deseaba hacer algo, salir, pero no podía pues sus padre no estaban, solo el señor Arthur quien se encargaba de la casa y algunos negocios. 

—¿Por qué Bill no viene hoy? —preguntó el pequeño con un puchero.

—Liam, no te encariñes con él.

—Es mi niñero —reclamó.

—Lo sé, solo ten en cuenta no encariñarte.

—Mamá no lo echará porque es hombre como nosotros y no podrás conquistarlo. —Sonrió triunfante y Tom rió a carcajadas y se apoyó en lo que quedó de su auto para mirar a Liam a los ojos.

—¿Quieres saber una cosa? —Liam lo miró con curiosidad—. Mamá podría echar al niñero si le das mucha confianza.

—Oye, corre a las niñeras por tu culpa, no la mía.

—No, no me entiendes, ella lo hace por ti también, sé lo que te digo. Tampoco quiero que echen a Bill. —Liam sonrió un poco y no sabía cómo interpretar la sonrisa extraña que su hermano mayor tenía en el rostro, pero le haría caso pues influía en él.

—Quisiera que esté aquí para jugar un partido de futbol —dijo con desgano.

—De seguro él te está extrañando más que a mí. —Tom rió ante sus propias palabras y sacó su celular—. ¿Quieres decirle hola? —El niño lo miró ilusionado.

Tom buscó entre sus contactos, tenía el teléfono de Bill y lo llamó, pero le pasó el teléfono a Liam.

—¡Bill! —gritó el niño emocionado. Bill estaba confundido—. ¿Dónde estás? ¿Por qué no viniste hoy?

—¿Liam? Qué sorpresa. Estoy en casa de mi padre, estaré contigo el lunes… —dijo un poco confundido por la repentina llamada.

—Te extraño y me aburro.

—¿Tu mamá te dijo que me llamaras? —preguntó dudoso.

—No, fue Tom, está aquí conmigo. —A Bill le dolió el vientre—. Pero no te lo pasaré. —Rió Liam.

—Descuida, también te estoy extrañando, espero te estés portando bien…

Tom miraba la escena con una pequeña sonrisa en sus labios, pocas veces había visto a su hermano así y es que, como Bill le había dicho, ponía empeño en su trabajo y se había ganado el cariño de su pequeño hermano más rápido que las otras niñeras.

Extendió su mano hacia Liam para que le devolviera el teléfono y el pequeño le dio la espalda hablándole a Bill de comida.

—… entonces decidieron traer a la casa comida preparada, como siempre, pero como no estabas no quise comer… espera. —Miró a Tom quien le pedía su teléfono—. Debo colgar.

—Entiendo… nos vemos. —Tom tomó el teléfono y se lo llevó al oído—. Saludos Liam…

—¿Saludos para mí? —preguntó y luego soltó una risa.

—¿Tom?

—No, tu papi.

—¡Tom! —Tom podía notar sus nervios hasta por teléfono.

—¿Me extrañaste? 

—Claro que no… —Bill se mordió el labio y se recostó en su cama, no esperaba hablar con Tom y ahora no quería que colgara—. ¿Estás bien? ¿Cómo está lo de tu pierna? —Tom suspiró sonoramente y apoyado en su auto se dispuso a hablar un poco.

—Ahí está, ayer por la noche no me dejó dormir, tuve que tomar calmantes. —Bill se preocupó un poco.

—Es por haber caminado… —Tom no quería confesarle que había regresado a casa caminando, tampoco quería decirle que no podía salir por ese dolor en la pierna—. Espero mejores.

—¿Tú cómo estás? Me dijiste que fuiste a ver a tu padre, ¿qué tal todo?

—Bien. —Bill tampoco deseaba contarle los pormenores con respecto a su padre.

Gordon llamaba a su puerta insistentemente y Bill se incomodó, no sabía cómo decirle eso a Tom, pero sabía que debía cortar la llamada.

—Tom, creo que debo colgar… —dijo dudoso—. Me están llamando.

—Te veo el lunes, quiero verte. —Bill tragó saliva.

—Iré por Liam.

—Lo sé, lo sé, pero de todas formas, deseo verte y…

—Tom… no empieces por favor. —Bill estaba que se mordía los labios.

—¿Te puedo llamar en la noche?

—No lo sé, debo colgar ahora.

—Espera mi llamada. —Bill colgó y luego se lamentó mentalmente. Sus manos estaban frías y aunque quería decirle a Tom que no llamara, estaría esperando por esa llamada.

Billyberto confundido otra vez, veremos en qué termina todo esto y si Tom llama o no... ¿creen que una relación así tenga futuro?