Niñerías - XVII

Hola a todos, no pensaba tener capítulo tan rápido pero esto salió así. Gracias por sus lindos comentarios, siempre los respondo. Que tengan un buen fin de semana.

Bill tuvo que salir de su habitación, su padre quería hablar seriamente pero él no quería y supo esquivarlo con la excusa de querer pasear. Gordon lo sacó a un parque cerca de la casa. 

—Este lugar me agrada mucho, es tranquilo y puedo pensar sobre muchas cosas. —dijo él y Bill pateaba unas piedras en el suelo mientras caminaban por el parque, se puso a pensar si realmente su padre tenía conciencia—. La naturaleza es un buen elemento… 

—Papá… —calló pues no sabía cómo decirlo. 

—Dime. 

—Olvídalo. —Él lo miró con curiosidad y se puso serio, sabía de qué quería hablarle. 

—Hijo, cuando uno es mayor hace de su vida lo que mejor le parece. 

—Soy mayor también, ¿lo olvidas? En menos de un mes lo seré legalmente y jamás dejaría sola a una mujer embarazada, me enseñaste a asumir responsabilidades. 

—Clara quiere mi dinero, ella cree que nado en él y como es algo mayor no vio otra cosa mejor que embarazarse, ¿cómo crees que voy a caer en sus juegos? Tengo la edad suficiente para saber lo que hago, Bill, me regañas como si fuera un niño cuando no sabes los pormenores que hay detrás de mi vida privada. —Bill estaba serio mirando hacia sus zapatos, no sabía qué decirle, no pensó que así eran las cosas con su padre. 

—Ese niño no tiene por qué sufrir, ¿no crees? —Gordon se incomodó mucho. 

—No pienses que va a ser como un hermano para ti, no conocerás a Clara y ella no tendrá ese hijo, no te ilusiones. 

El vientre de Bill dolió, era la conversación más incómoda que había tenido y prefirió cambiar de tema, sabía que no podría cambiar los planes de su padre. 

El día terminó de pasar y Gordon recibía llamadas telefónicas de más mujeres, Bill se puso a pensar si eso era reciente o ya antes había pasado, pero recordaba su niñez como una de las mejores, sus padres eran unidos y Gordon era muy atento con Simone, los problemas comenzaron cuando Bill se hizo adolescente y Simone comenzó a ponerse un poco histérica, aunque quizá se puso así porque Gordon comenzó a cambiar… 

Bill prefirió no pensar en eso y después de cenar vio entrar a la casa a Natalie otra vez. Su papá estaba un poco nervioso porque no sabía cómo explicarle a Bill que no se sintiera excluido y que Natalie no era una relación seria. 

Se dio un baño y decidió descansar, pero luego recordó que Tom lo llamaría y se quedó esperando en alerta. Quería hablar con él, escuchar su voz, aunque luego se puso a pensar que quizá no era buena idea, no debía ilusionarse. 

Cerró los ojos escuchando un poco de música para dormirse y luego se levantó bruscamente al escuchar su teléfono sonar en la mesita de noche, su corazón latió acelerado y se puso un poco frío de nervios, pero al ver la pantalla se desilusionó, era Nicole y sabía que hablaría con ella mucho, así que contestó recostándose en la cama otra vez. 

~*~ 

Tom entraba al comedor de su casa, era sábado por la noche y sus padres, Dunja y David se encontraban en casa, era lo que siempre había querido de pequeño, pero ahora era tarde y la convivencia dentro de casa se había enfriado. 

Liam corría por todas partes, parecía como si su comportamiento empeoraba cuando su mamá estaba y si nadie le hacía caso o si alguien le reclamaba por la bulla y las travesuras que hacía lloraba fuertemente y fastidiaba a los demás. David, su padre, lo engría para callarlo mientras Dunja evitaba tener que discutir con el pequeño pues tenía un carácter un poco desequilibrado cuando estaba estresada. 

—¡Quieren sentarse a la mesa! —gritó ella—. ¡Liam, deja ya de gritar y ven aquí! ¡Tom, a la mesa! —gritó cuando lo vio titubear y querer irse. 

—Cariño, rápido que tengo una reunión con Arthur antes que se vaya a casa —dijo David sentándose—. ¡Liam! —gritó porque el pequeño estaba en la sala gritando y corriendo para lanzarse a los sofás como un avión, no quería hacer caso, tenía mucha energía y quería jugar. 

Tom se sentó con desgano, se había acostumbrado a comer solo o con Arthur, detestaba cuando su madre llamaba a todos a la mesa como si hubiera esa unión, sabía que Liam no quería colaborar porque tampoco estaba acostumbrado. 

Dunja fue donde su pequeño y lo tomó del brazo, eso causó llanto en Liam y forcejeó con ella, Dunja gritó por ayuda y David tuvo que ir, pero por lo pasivo que era, cargó a su hijo y lo llevó a la mesa para luego darle un postre. 

—David, primero debe de comer la cena, luego el postre. 

—Dunja, déjalo, comida es comida, además está llorando. —Tom miró con desaprobación a Liam quien intentaba calmar su llanto comiendo el postre, una pequeña torta comprada. 

Dunja había hecho la cena, pero los presentes no la saboreaban como ella hubiera querido, acostumbrados a comer comida preparada y ahora tenían que comer algo que no tenía mucho sabor, un guisado de verduras con pollo que era desabrido. 

—No hay mejor cosa que comida sin sabor —dijo David pensando que decía algo positivo, Liam rió ante eso y comenzó a jugar con la comida, Tom no decía nada, estaba molesto. 

—La próxima vez cocinarás tú o Tom, debería de cocinar Tom pues no hace nada en casa, ¿qué piensas jovencito? —encaró Dunja sentada a su frente, Tom alzó la vista y la miró—. Es hora que hagas algo con tu vida, estoy harta de encontrarte en casa no haciendo nada. 

—No puedo salir como antes —dijo Tom—. No me quieres dar el préstamo para el auto, pues bien, estoy por comprarme una moto. 

—Hijo —intervino David—. Lo que dice tu madre es verdad, estamos cansados de esto, de tu falta de motivación por estudiar, trabajar, aquí todos nos matamos para sacar adelante esta casa. 

—¿Para qué? —desafió poniendo los puños sobre la mesa—. ¿Para qué todo esto? No quiero ser como ustedes, estoy pensando mudarme. 

—Deberías —dijo Dunja—. Eres un estorbo aquí además un mal ejemplo para Liam. 

—¡Yo no tengo nada que ver! —gritó el niño esparciendo su insípida comida fuera de su plato, su papá le dio un manotazo en la mano por hacer eso ocasionando que gritara y tirara el cubierto al suelo comenzando a llorar. 

—Es lo que ocasionas —dijo Dunja mirando a Tom—. Ocasionas rebeldía en mi pequeño con tus ideas de sublevarte. 

Tom se molestó mucho y se levantó de la mesa, estaba harto de lo mismo, no podía tener una cena tranquilo en su casa, debía pensar en algo cuanto antes. 

Una de las cosas por las cuales no se mudaba a vivir solo era por Liam, de todas formas, aunque no era muy unido a su hermano pequeño, Tom sabía lo mucho que ese niño lo estimaba y hasta admiraba. Si se mudaba, Liam estaría más solo y sufriría mucho, tampoco quería eso. 

Fue a su cuarto y luego de que su pierna doliera como el día de ayer, tomó un calmante para luego acostarse en su cama y recordar llamar a Bill, aunque como estaba molesto no lo vio buena idea. 

Pasados los minutos, Liam entró a su habitación con su pijama puesto. 

—¿Qué haces aquí? —preguntó Tom serio. 

—No puedo dormir… no quería que te gritaran así. —Se sentó en su cama sin mirarlo. Tom se sentó a su lado y le dio un empujón. 

—Soy grande, campeón; no me afecta, no tienes por qué ponerte así. —Liam seguía compungido a su lado sin poder hablar—. ¿Pasa algo? Hey, Liam… —Tomó su mentón y giró su rostro, entonces vio sus lágrimas y no supo cómo reaccionar. 

—No quiero que te vayas. —Lloró para luego ocultar su rostro en su pecho, abrazándolo. 

Tom suspiró cargando a su hermanito y lo abrazó sobando su cabeza, precisamente no quería irse por él, aunque sentía que debía hacerlo pues no se sentía parte de esa familia. 

—No me iré… o bueno, no ahora, quiero que estés bien, no quiero verte así, pareces un loco a veces, ¿no te das cuenta? —Liam negó con la cabeza—. Cuando está papá y mamá pareces cambiar, eso le molesta a ellos y a mí. 

—Ellos no me quieren —dijo susurrando y Tom calló pues era lo mismo que él sentía cuando era un niño, podía entender a Liam. 

Se quedó viendo un punto fijo en la pared, pensando en su vida, tanto tiempo libre lejos de las fiestas y las mujeres lo habían hecho reflexionar. Debía tomar las riendas de su vida y hacer algo. 

Liam se durmió luego de llorar y Tom no quiso llevarlo a su cama, además no podía cargarlo pues tenía la pierna débil, así que abrió los cobertores de su cama y lo metió ahí, se recostó a su lado y abrazó a su hermanito. 

Vio la hora y ya casi sería media noche, podía imaginar que Bill dormía, es más, lo creía tan niño que se lo imaginó tomando un vaso de leche a las siete de la noche y luego ir a dormir a las ocho. Sonrió ante eso y se puso a pensar en lo que había hecho el día anterior… ¿Qué tenía Bill para atraerlo tanto? Quizá era esa energía que tenía, esas ganas que le ponía a la vida lo que le llamaba la atención además de que era bonito y lo otro que le gustaba mucho era el cariño que tenía por su hermanito. Varias veces lo había espiado desde arriba, podía escuchar cómo le explicaba las tareas y cómo lo convencía para cenar o bañarse, la atención que todo niño merecía, que todo niño debía recibir de sus padres, al menos Bill se la daba y eso le gustaba a Tom, no era como las otras niñeras que se comían la comida del refrigerador ni que se ponían a ver películas mientras Liam jugaba en el jardín. 

~*~ 

El día lunes había llegado y Bill tenía una especie de duda con respecto a Tom, dijo que lo iba a llamar pero no lo había hecho, así que pensó que quizá había encontrado algo más entretenido que hacer en la noche. Frunció el ceño imaginándose a la pelirroja de la otra vez o a la chica del supermercado o quién sabe qué otra más o incluso otro, eso lo llenó de fastidio. Simplemente no debía ilusionarse con alguien como Tom, debía pensar en Nicole, además le había prometido ir a un baile organizado por la escuela, eso sería dentro de una semana y ella le había dicho que aprendiera a bailar, Bill aceptó sin muchas ganas. 

Toda la mañana estuvo con ella contándole lo mal que la había pasado con su padre, ella sabía su vida y todo lo que sentía, todo menos lo de Tom porque Bill lo consideraba secreto, además sabía que podía hacerle daño y era lo que menos quería pues le tenía mucho cariño. 

—¿Salimos en la noche? —preguntó ella a la salida. 

—No lo sé, te llamo mejor, es que saldré cansado del trabajo, quizá otro día… 

—Está bien. —Hizo un puchero y Bill le dio un pequeño beso. 

En casa se alistó lo mejor que pudo, estaba nervioso por tener que ver a Tom, pero quería verlo a pesar de todo… 

Simone estaba un poco deprimida pues Bill le había contado cómo le había ido con su padre y estaba indignada de las palabras que había usado, pero Bill trató de calmarla, total, era la vida de su padre no la suya. 

Fue al trabajo y recibió el abrazó grande de Liam quien le abrió la puerta junto al señor Arthur. 

—¡Al fin estás aquí! —gritó el pequeño y Bill rió—. El viernes me llevaron al médico, por eso no estuve. 

—Lo sé, te extrañé. —Lo miró y sonrió para luego adentrarse en la casa y tener que dar la cara a la señora Dunja la cual estaba seria. Entonces fue cuando Bill recordó las palabras de Tom con respecto a no encariñarse con Liam pues eso le traería problemas, así que pensó en hacerle caso. 

Se separó del pequeño para ir donde la señora sentada en el sofá. 

—Buenas tardes. 

—Hola Bill, ten la lista —habló seria y Bill la tomó—. Quiero pedirte un favor. 

—Dígame. 

—No quiero que mi hijo esté con su hermano, tampoco que te acerques a Tom, ya no le deberás dar la cena ni nada de eso, ya puede caminar y él verá qué come o no, solo céntrate en Liam. Su habitación está un desastre, parece que ayer desacomodó todo y no puede quedarse así, la maestra de la escuela me ha mandado una notificación de que se está portando mal además que sus notas han bajado, así que quiero que te centres en sus tareas, que las haga todas y además de eso, ten esto —le pasó un libro—. Es una guía de reforzamiento académico, quiero que resuelva los ejercicios de este libro, así se nivelará. 

Bill escuchaba en silencio todo, estaba un poco fastidiado de cómo ella buscaba solucionar el problema, casi podía adivinar que Liam tenía dificultades con el estudio por los problemas familiares que tenía, pero no podía intervenir, él era solo un empleado más. 

La señora se fue y Liam se le acercó un poco fastidiado, sabía todo lo que su mamá le había dicho y se sintió avergonzado, no quería estudiar ni que lo regañara por estar portándose mal en la escuela así que solo se quedó parado cerca de un mueble, moviendo las piernas y mirando a todos lados. 

—Liam… —llamó acercándose, quería hablar pero podía ver la incomodidad del pequeño—. Ven conmigo. 

—Si vamos a jugar voy, sino no. 

—Liam —dijo con desgano—. Debemos hablar. 

—¡No! No quiero hablar, quiero jugar un poco. —Bill infló sus cachetes y asintió. 

—Está bien, ¿en el jardín? —Liam lo miró un poco sorprendido por su poca insistencia—. ¿Futbol? 

—¿Trajiste a Tom? —preguntó refiriéndose al conejo. Bill negó con la cabeza. 

—Tu madre no quiere y lo dejé en casa, está más grande. —Liam le dio la espalda y luego corrió hacia el jardín. 

Bill sabía que sería una tarde muy larga y pesada pues podía entender a Liam, sin embargo, tenía ahora más responsabilidades para con él. 

Mientras peleaba por obligarle a hacer las tareas, vio a Tom bajar muy bien cambiado y su corazón se aceleró, sintió sus mejillas arder un poco y dejó de mirarlo, Tom lo saludó con la mano desde lejos y pasó de él. Bill suspiró hondo tratando de calmarse, Tom estaba distante y ante eso Bill no podía hacer nada, pero ¿qué mejor? Debía sentir alivio pues el puerco de Tom no lo acosaría. 

Lo extraño fue que no sintió alivio, estuvo muy ansioso toda la tarde hasta la noche y cuando fue a la cocina a prepararle algo de comer a Liam buscó tomar un vaso de agua y se dio cuenta de que sus manos temblaban ligeramente. 

—¿Qué me pasa? —Suspiraba hondo tratando de calmarse. 

Estaba cocinando una crema de sopa y debía preparar la leche también, así que fue al refrigerador y la sacó, al ponerlo en la alacena, abrió mal la caja de leche y se manchó parte de la camiseta, bufó fastidiado y fue a lavarse. 

—Cariño —escuchó una voz en la puerta de la cocina y se tensó dando la vuelta, era la grave voz de Tom y lo miraba desde ahí de una forma que lo atemorizó. No era que lo mirase con desprecio, todo lo contrario, parecía querer comérselo. 

Se acercó lentamente mientras Bill se agitaba y buscaba la forma de salir de ahí. La situación era extraña, pero simplemente Bill había sido sorprendido con la guardia baja. 

—Hola, bueno, debo llevar esto donde Liam —dijo rápido, se dispuso a tomar el tazón de sopa, pero pronto Tom estuvo a su lado, tomó su cintura, jalándolo un poco y le plantó un beso en la comisura de sus labios. Bill se paralizó por un momento y pestañeó mirando a Tom de cerca—. ¿Qué haces? 

—Te extrañé —dijo cerca de sus labios y Bill trató de retroceder, pero la mano de Tom en su cintura lo apretó—. No pude llamar, pasaron cosas. —Quiso besarlo otra vez y Bill reaccionó poniendo ambas manos en sus hombros. 

—¿Qué haces? No quiero. —Pero eso a Tom no parecía importarle. 

De todas formas terminó abrazando a Bill por la cintura y lo acorraló en la alacena. Bill trató de empujarlo pero no pudo y segundos después era besado en los labios por un Tom sediento de él. Atrevido y demandando de sus labios, lo besaba como en el cine,  Bill se desesperaba y casi asfixiaba por esa manera dominante que le privaba de toda reacción. Aflojó el agarre que tenía en los hombros de Tom y acarició parte de su cuello, no podía negar que le gustaba. 

—Por favor —musitó jadeante y trataba de controlar el temblor de su cuerpo, mas no podía, Tom sabía besar muy bien y volvió a hacerlo, Bill casi no podía mantener la compostura, terminó cerrando sus ojos y dejándose besar. 

Un sonido en la puerta asustó a Bill y empujó a Tom fuerte, miró por encima del hombro del mayor y vio en la puerta al señor Arthur mirar atónito. Bill sintió mucha vergüenza y solo terminó de empujar a Tom y alejarse. 

—Yo… —calló y Tom volteó a ver quién era. 

—Arthur —dijo con una sonrisa y luego se pasó el dedo pulgar por sus labios, enfocó la vista en Bill rojo de vergüenza con la mirada en el piso—. Arthur, aquí no pasó nada…

Billyberto sorprendido por alguien que está de parte de los señores de la casa. Tom se pasó, lo sé, es que él es así. Veremos qué más pasa y si Tom hace algo o no.