Niñerías - XXI

Hola a todos *.* no pensé tardar xd pero bueno, aquí les traigo capítulo 21 de este ya largo fic. Besos a todos<3

Bill trató de calmar a Liam y luego de forcejear por mucho el niño terminó por salir de la habitación llorando de rabia. Bill se quedó agitado al borde de la cama y Tom parecía disfrutar de verlo así. 

—¿Qué me miras? —dijo Bill apretando sus dientes, estaba muy molesto—. ¿Viste lo que ocasionaste? 

—Se le pasará… —Comenzó a acercarse y Bill reaccionó rápido, se puso en pie y se mantuvo a la defensiva. 

—¿Cómo puedes pensar así? ¿Dónde está tu cabeza? 

—Se le pasará, Bill; lo hace para llamar la atención. 

Bill supo que hablaba por las puras, Tom no le haría caso, así que optó por salir de ahí para ir a buscar a Liam, sentía que debía pedirle disculpas en cierto modo. 

Tom se quedó caliente en su habitación y apretó sus puños fuerte, ¿qué era esa sensación? Sentía que perdía el control para con Bill y eso lograba dominarlo, debía buscar una salida a eso, debía consumar sus deseos para que no le sigan metiendo en más problemas. 

Cerró la puerta de su habitación con cerrojo luego que Bill se había ido. 

Bill tuvo que salir hasta el jardín y lo encontró al pie de la casita del conejo, sentado al frente de esta en la oscuridad. Temió acercarse abruptamente, así que solo caminó sigiloso hasta estar casi a su lado. 

—Lo siento —dijo con sinceridad, sentía haberlo herido así aunque en realidad quien se había aprovechado fue Tom, pero Bill sentía que debía disculparse. 

—Siempre es lo mismo, debí imaginarlo. 

—No, no es lo mismo, yo no pretendo nada con él. 

—¡Ja! Lo mismo que me dicen todas, es extraño que te quiera siendo tú un chico, es decepcionante. —Bill bajó la cabeza, se sintió perdido. 

—Lo siento, no quería causarte esto, de verdad que no. —Liam miró de reojo. 

—Anda, vete, quiero estar solo. 

—No me iré —Bill se sentó a su lado en el césped—. ¿Sabes? Esto ya dejó de ser solo un trabajo para mí, te he llegado a apreciar mucho, no desconfíes de mí por favor, no pienses que he venido aquí con las intenciones de las demás niñeras. 

Liam se quedó pensando por mucho rato y luego de que Bill lo abrazara en silencio se dejó llevar a la casa otra vez. Subieron en silencio a su habitación y Bill lo acomodó en la cama, Liam lo miraba con curiosidad mientras Bill buscaba en la televisión algún canal apto para niños. 

—Oye —llamó Liam y Bill lo miró a los ojos sentándose en el banco que había a su lado. 

—¿Sí? 

—¿Te gusta? —Bill se puso serio y dejó de verlo—. Te gusta mi hermano —declaró Liam y Bill se encogió un poco—. Pero es un chico, ¿cómo es eso? 

—¿Te molesta que me guste? 

—Bah, siempre pasa… solo que no creí que a ti, estaba seguro que no, por eso mamá te contrató. —Se cruzó de brazos—. Ahora me doy cuenta. 

—Si te molesta dejará de gustarme, ¿te parece? Si tú no quieres que me guste lo entenderé, él no me gustará. —Bill sabía que eso era imposible pero no quería estar mal con Liam. 

—No quiero que… que luego estés en su habitación y tenga que escucharlos. 

—Eso jamás pasará, te lo prometo. 

Liam aún seguía un poco molesto, luego de minutos se durmió y Bill salió de ahí. 

Sus pies se detuvieron en la puerta de Tom, quería entrar y darle una paliza por su atrevimiento y de paso, secretamente verlo. El mar de emociones contradictorias otra vez lo dominaba y le hacía sentirse mal. 

Al momento de bajar, se detuvo en las escaleras al escuchar una discusión en la sala, no sabía que había llegado visita y decidió no seguir bajando para no interrumpir. 

—¡No puedes hacerme esto, abuela! —gritaba Tom con voz aguda—. ¿No ves que te ponen contra mí? ¿Cuál es la razón? Simplemente es porque no quiero ser como ellos. 

—Siempre has vivido cómodo con el dinero del trabajo de tus padres y el mío, no sabes el valor que tiene el dinero porque siempre lo has tenido, pues bien, ahora lo sabrás. —Tom gruñó de rabia. 

—No haré lo que me piden, antes muerto que hacerme cargo de una empresa aburrida. 

—Pues entonces tendrás que vivir como todo joven que trabaja para sustentarse y sobrevivir. Y no más vuelta que darle, tus tarjetas están suspendidas y no recibirás más dinero de mi parte. —Tom dio un sonoro golpe en el sofá. 

—¡Malditos sean! ¡Viven enceguecidos por el dinero! 

—¡Cuidado con lo que dices! Ahora sabrás darle la verdadera importancia al dinero al no tenerlo, sabrás que se debe trabajar para conseguir lo que uno quiere. 

—Pues que les quede claro que no lo necesitaré, antes prefiero mendigar en las calles que trabajar para ustedes. 

—¡Ay, Tom! —exclamó la abuela ya un poco agitada y el señor Arthur fue con ella. 

Tom se levantó de ahí y corrió hacia las escaleras encontrando a Bill arriba muy asustado con una mano en el pecho y mirado a Tom con los ojos muy abiertos. Tom se quedó viéndolo por un momento, pero era lógico que Bill hubiera escuchado todo. Pasó de él empujando su hombro y entró a su habitación. 

Bill se quedó ahí, sin saber si debía bajar e irse o si debía tocar la puerta de Tom. Sus piernas temblaban y se sintió mal. Recordó que debía limpiar la mesa del comedor que de seguro todo lo que Liam había estado comiendo estaba ahí, así que bajó sigiloso. 

—¿Quién eres tú? —cuestionó la vieja mujer y Bill hizo una reverencia. 

—Buenas noches, soy Bill, niñero de Liam. 

—Ah, eres el niñero, Liam me habla mucho de ti, ¿está dormido? 

—Sí señora. 

—Es el colmo que mi hija haya tenido que contratar a un joven para que Tom dejara de meterse con las niñeras. —Rió diciendo eso al señor Arthur quien le pasaba una taza de té. 

—Con su permiso —dijo Bill para pasar al comedor, tenía las mejillas muy rojas por ese comentario y por la forma en cómo lo miró el señor Arthur quien sabía todo. 

En el comedor limpió el gran desastre y luego de lavar todo en la cocina, salió muy rápido para irse. 

Salió de la casa y suspiró, debía caminar un poco más para tomar el tren. Qué día para más difícil y luego recordó que aún no había avanzado nada del proyecto de investigación y es más, no siquiera tenía tema sobre qué investigar, esa misma noche debía buscar uno y ponerse a hacerlo así sacrificara horas de sueño porque sabía que era un trabajo arduo ya que era a mano. 

Dobló una esquina y escuchó el sonido de una moto, suspiró al vacío pensando en Tom, de seguro estaba muy afectado después de la discusión con su abuela, bajó la cabeza. 

—Cariño… —escuchó su voz al lado de la acera cuando la moto se detuvo, Bill se sobresaltó un poco—. Te llevo a casa. 

—Tom… —dijo sorprendido—. ¿Qué haces aquí? —Tom no quería decirle que había salido así porque ya no soportaba estar en casa luego de saber que todos le darían la espalda, salió sin rumbo alguno solo para despejar su mente. 

—Quería ir a tomar algo por ahí, a buscar a mis amigos de antes. 

—Ya veo. —Bill se cruzó de brazos y se puso serio, pensar en eso lo molestaba mucho, de seguro Tom pasaría la noche con alguna novia o se amanecería en una fiesta orgía; tantas cosas cruzaban por su mente. 

—Pero ahora que te veo, puedo llevarte a casa. 

—No gracias. 

—Vamos niñero, quita esa cara, ¿no confías en mí? —Bill lo miró molesto y se le acercó. 

—Liam descubrió tus intenciones, de seguro mañana o más tarde le estará diciendo a tu mamá y no sabes lo que tardaré en conseguir un trabajo en las tardes, no es fácil, Tom, nada es fácil como tú lo ves. —Tom llevó las manos a su cabeza, estaba harto de sermones. 

—Nada malo pasará, ¿de acuerdo? Es más, te lo prometo. 

—¿Por qué estás tan seguro? 

—No viviré más ahí. —Bill se angustió un poco y se acercó a Tom. 

—¿Qué dices? —Lo miró a los ojos. 

—Lo que oíste. No me quieren allá, buscaré donde quedarme. —Bill pestañeó seguido y miró confundido. 

—¿No te veré? —preguntó bajito. Tom sonrió un poco y extendió una mano acariciando su mejilla lo cual Bill permitió y llevó ambas manos al pecho de Tom quien tenía una casaca de cuero. 

—Yo quiero verte, buscaré la forma. —Se acercó y le dio un pequeño beso, un leve contacto con sus labios que dejó confundido a Bill, lo que el otro buscaba era darle esa seguridad de que podía confiar en él y que no solo quería aprovecharse, estaba cansado de forcejear y de ser rechazado—. Ahora sube. 

Bill no se negó, subió en la moto y se dejó llevar. Apoyó su cabeza en la espalda de Tom y se quedó ahí, quería que las cosas mejoraran en su casa, no deseaba verlo así, andando en la deriva. 

Llegó a su casa y agradeció que lo trajera, Tom perecía triste y sin prisa, pero Bill debía hacer tantas cosas. —Tom, debo entrar, yo… tengo demasiada tarea, estoy estresado, no sé en qué momento podré terminar todo lo que tengo y es más, ni siquiera tengo un tema sobre qué investigar. 

—La vida de los estudiantes —se burló—. ¿Eso te enseñará a vivir? Matarte investigando algo solo para una nota aprobatoria que luego garantice que pases a otro año a buscar más retos así, ponerte en competencia con los demás estudiantes ¿para qué? Para seguir en el sistema en la universidad, ¿para qué? Para luego poder trabajar y seguir esclavo de lo mismo, ¿y luego qué? Ser anciano y ver como no tienes a nadie a tu lado pues nunca estuviste con los tuyos y que cada uno está buscando sus bienes y riquezas sumergidos en el sistema hasta morir y dejar herencia, bah, maldito sistema. —Bill solo lo miraba fijamente y puso sus manos en su cintura, se acercó hasta poner su frente en la suya. 

—No todo es como lo ves, si llegara a ser profesional podría sacar a mi mamá de esta realidad, darle mejor vida, construir un tercer piso en la casa para alquilar los de abajo y con el dinero comprarme un nuevo departamento para vivir solo. Necesito ser buen estudiante para postular a una beca porque no podré trabajar y estudiar cuando esté en la universidad, lo que me da tu mamá es para pagar los estudios de este año, debo postular a una universidad del estado y ganar la beca. —Tom estaba serio escuchando, tanto sacrificio, él no quería esa vida. Bill se separó para bostezar y su vientre sonó vergonzosamente—. Debo irme… 

—No. Bueno, mira, yo… yo… tengo mucho tiempo y de seguro tú debes cenar, yo sé muchas cosas aunque no creas, estudié en las mejores escuelas aunque nunca fui el primero en clase, soy un tipo listo, puedo ayudarte si así lo quieres. 

—¿De verdad? —Bill sonrió ampliamente ante eso, no pensó nunca que Tom sería capaz de brindarle una mano, no después de saber sus intenciones y que antes buscaba meterlo en problemas. 

—Sí. 

Minutos más tardes Bill abría la puerta de su casa mientras Tom estacionaba su moto y le ponía el seguro. Con casco en mano entró a la pequeña casa. No había jardines adentro, apenas la sala con muebles, manteles bordados a mano, cuadros de frutas y flores y un mueble con fotografías familiares y adornitos de cerámica nada fina. Desde ahí podía verse el comedor e incluso la pequeña cocina, Simone estaba ahí y salió a saludar. Una mujer delgada con cabello castaño, vestida con una falda simple y una blusa sonreía al joven apuesto, Bill le presentó a Tom y Simone le dio la mano. 

—¿Han cenado? —preguntó preocupada. 

—No mamá —contestó Bill y luego vio a Tom preocupado—. No sé si tú… aquí no tenemos comida como en tu casa. 

—No te preocupes —contestó Tom un poco incómodo. 

Se puso a pensar qué demonios hacía ahí metido, por qué tanta importancia al niñero que era lógico que no tenía buena comida en su casa porque era de clase media baja, pensó que debió ir a buscar a Andreas o a Anis, ellos vivían en mansiones y muchas veces habían estado en fiestas y salidas. Pero estaba ahí y luego su mamá le sirvió unas hamburguesas con arroz, vio a Bill comer desesperado y que su mamá le hablaba de muchas cosas que él no entendía. 

—… tu padre cree que por haberse mudado todas esas cuentas las tenemos que pagar nosotros… 

—No te preocupes, hablaré con él cuando esté allá, sabrá entender, no tienes que pagar nada mamá, yo me encargaré de esa cuenta, si es posible la construcción del tercer piso de aquí a seis meses me parece bien, correré con parte de los gastos. 

—Pero hijito, tú no deberías estar pagando estas cosas, es tu padre, él, en vez de pensar en engendrar hijos, debería pensar en pagar las deudas aquí. —Vio a Bill encresparse y mirar molesto a su mamá, entonces ella disimuladamente guardó compostura y luego sonrió a Tom, lo habían dejado de lado por hablar de deudas. 

—Disculpa —dijo con una sonrisa—. Y bien, ¿de dónde conoces a mi hijo? —Tom sonrió mirando a Bill. 

—De su trabajo. 

—Sí, él también trabaja con los señores Trümper —mintió Bill y Tom lo miró sorprendido. 

—Vaya, esa gente rica sí que tiene dinero para contratar de todo, ¿qué haces en esa casa? 

—Es chofer —habló Bill rápido y Tom lo miró un poco sorprendido—. Es chofer de la señora y a veces está ahí en la casa. 

—Un gusto conocer a un compañero de trabajo de mi único hijo, de seguro se sienten comprendidos ahí. 

—Absolutamente —dijo Bill con una sonrisa y Tom asintió—. Mamá, él me ayudará hoy a hacer una tarea, sabe más que yo y pues necesito esto. 

—Claro, muchas gracias joven por ayudar a mi niño… 

—Mamá —se quejó por ese apelativo de niño. 

—Aún eres un niño para mí. 

Bill discutió con ella un poco más y luego ambos subieron a la habitación de Bill quien se detuvo en la puerta un poco agitado. —Escúchame… sé que… que… —bajó la cabeza—. Sé que quieres y yo también quisiera, pero no puedo Tom, disculpa. 

—No entiendo. 

—Tom, ya sabes, esto… —Tomó su mano—. Querrás besarme cuando estemos en mi cuarto, lo presiento y si eso pasa será el fin. —Tom rió un poco y Bill le dio un manotazo—. Es en serio, no quiero, solo busco hacer mi tarea. 

—Está bien, no haré nada, vine a ayudarte. 

Ambos pasaron y mientras Bill quitaba toda la ropa de sobre su cama y algunas cosas de sobre su escritorio para jalarlo un poco y buscar una silla. Tom lo observó y luego lo vio pasarse las manos por el cabello y suspirar, extendió una silla para que se sentara. 

La habitación era la cuarta parte de la suya, solo una cama, un ropero al lado, un escritorio cerca a la ventaba que daba directo a la calle bulliciosa y cortinas cremas. Todo muy simple, pero Tom no podía sentirse más que aliviado de haber cenado y de estar ahí con él.

Y bien, creo que ya tengo definido el desenlace de este fic. ¿Creen que Tom pueda ayudarlo? No olviden que aún Bill tiene algo con Nicole D: veremos qué más pasa.